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Guarilihue mirando al mar

Guarilihue mirando al mar, es la historia de una promesa. Cientos de hectáreas constituyen una excelente zona para el cultivo de parras.

Se encuentra sobre faldeos de los cerros en la comuna de Coelemu, en lomajes de suelo granítico, que reciben todas las tardes el aire fresco del Pacífico, están plantados con prácticamente un solo cepaje: moscatel de Alejandría. También conocida como Italia, esta uva de aroma característico y piel gruesa produce vinos en extremo aromáticos, terpénicos, florales. Pero esa misma característica de piel gruesa y pulpa firme, que la hace muy apetecida como uva de mesa, la hace una cepa de difícil vinificación. Extraer jugo de la uva moscatel no es fácil.

Tradicionalmente, los viñateros de la región hacen una fermentación con los orujos, tal como con los tintos, con el objeto de macerar en “caliente” y obtener mejores rendimientos de prensado. El problema que se suscita en este punto es que se generan aromas a “cocido” o aromas de orujos muy característicos y que tienen más que ver con el proceso que con la uva o el terruño.

Con este problema en mente, Juan José Ledesma en conjunto con el enólogo de INIA Cauquenes, Juan Pedro Sotomayor, iniciaron un proyecto de mejora del vino moscatel en 1997. Aplicando tecnología de maceración enzimática en frío, desborres tempranos y fermentación a temperatura controlada, lograron expresar los aromas propios de la variedad sin los efectos de la maceración en caliente.

Paralelamente, para la Agrícola Guarilihue, una sociedad de productores de la zona, desarrollaron productos basados en la uva cinsault (un vino que paradójicamente se le llama “burdeos”). Por razones administrativas y comerciales la sociedad dejó de existir y si bien estos proyectos se comercializaron, no alcanzaron la notoriedad que hoy han logrado gracias a los esfuerzos de Zaranda, Miguel Torres y De Martino.

Juan José Ledesma1

1Músico, enólogo y agrónomo de la Universidad de Concepción. Diplomado en Innovación y Gestión Tecnológica de la Universidad de Talca. Discípulo del enólogo cauquenino Juan Pedro Sotomayor. Ha participado en el desarrollo de importantes proyectos vitivinícolas de la región, como Casas de Giner, Viñedos Canata, Vinos del Larqui y Viña del Alba. Responsable del redescubrimiento del malbec de San Rosendo y gestor del concepto “Terroir Sonoro” que forma parte de su proyecto personal “Viñas inéditas”.

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